Muchas series llega el momento – un salto del tiburón, quizás – en el que se inicia su declive paulatino hasta su punto más bajo, lo que en un momento funcionaba ha dejado de hacerlo. Otras como el caso de Homeland, llegaron a su punto más alto con el final de una segunda temporada, algo que simplemente no supieron igualar a lo largo de toda la tercera. Por así decirlo, murieron de éxito al ser incapaces de seguir de estar a la altura de su propio legado. Lo que a los guionistas les parecía arriesgado, a los espectadores aburrido y sin sustancia.
La crítica la dio por muerta y pocas veces una serie necesitó renovarse tanto como esta para sobrevivir. Bueno, si. Antes que Homeland llegó 24, curiosamente también de Howard Gordon, y de no ser por su quinta temporada hubiese perecido tempranamente en lugar de convertirse en la inmortal serie de acción televisiva que aún persiste. Pero Homeland pertenece al cable, donde la excelencia es requerida y el mero entretenimiento no es el objetivo. Por lo que si no lograba reinventarse de cara a esta cuarta campaña, la serie sería olvidada por el público tal y como fue por la crítica el último año.
Analicemos si ha empezado con buen pie esta cuarta temporada.