Ya no sabemos cómo decirlo. Si alguno no nos cree será problema suyo, pero ahora no se puede ver televisión sin ver The Americans. Y a su vez tampoco se puede ver The Americans sin clamar a gritos más atención para la serie. La tercera temporada de la serie de FX no ha generado ni la mitad del ruido mediático que la tercera de House of Cards y sin embargo nos ha aportado el doble. El doble en todo, en emoción, en intensidad y hasta en millas náuticas.
Hoy asistíamos a una season finale sin artificios, sin más necesidad que la de honrarse a si misma para ser demoledora, para no dejar a un solo espectador indiferente sin tener que hacer ningún doble tirabuzón argumental. Llegar, ver y vencer en cuarenta minutos que concluyen una temporada de trece episodios que, en un año con una competencia feroz, no debería pasar desapercibida a nadie por su constancia y su complejidad. Y por Frank Langella, que por algo un veterano como él quiso implicarse en esto.
Con ciertos spoilers sobre el final de temporada, lo comentamos tras el salto.