Cada década llega una serie de productos que nos hace llenarnos la boca hablando de ese género neo-noir. En los ochenta se decía que Brian de Palma había devuelto el lustre al género negro, mientras que en los noventa para algunos Quentin Tarantino había reinventado el género mientras que para otros era David Fincher y un tercer grupo apostaba por los Hermanos Coen. Estamos tan ávidos de buscar etiquetas y de categorizar cada producto de entretenimiento que llega a nuestras manos que en ocasiones no nos damos cuenta de que solo formamos parte de un bucle eterno de otorgar y recibir adjetivos.
Casi ni tres años después de afirmar vehementemente que la novela negra y la televisión de origen nórdico había puesto patas arriba el género, llegó True Detective para que se considerase la quintaesencia de esa nueva ola de productos que nos otorgaba el noir. Entendemos que esto también sucede con otros géneros como la ciencia ficción, que busca reinvenciones en todas las esquinas, pero al fin y al cabo esta tendencia no hace sino alimentar un hype contraproducente para los productos. Nic Pizzolatto y Cary Fukunaga nos dieron un producto brillante en lo narrativo y en lo estético con su primera temporada, hasta ahí.
Ahora comprobemos si han estado a la altura de si mismos con la season premiere de la segunda temporada.