A pesar de que siempre queremos llevar la máscara de rigurosos analistas, hombres fríos que diseccionan la televisión reduciéndola a sus componentes más simples para ofrecer una visión reduccionista de lo son las series, en pequeños círculos siempre terminamos por afirmar que en muchos casos la relación del show con el espectador es puramente emocional. Si, hay series buenas y malas y jamás defenderé completamente el “es una cosa de gustos” a la hora de calificar una serie, pero para que una funcione siempre termina siendo necesario que estas conecten con espectador.
Bien porque la temática de la serie apele directamente a este o porque tenga los ingredientes necesarios para atraparlo a lo largo de su temporada. Quizá Mozart in the Jungle en lo primero lo tuviese mucho más difícil, porque si bien la música clásica y las orquestas de alto nivel pueden resultar interesantes o generar simpatía en muchos espectadores, no es algo que traiga consigo una base de fans especialmente sólida. Sin embargo en el otro aspecto ha cumplido por encima de las expectativas, ya que contiene una infinidad de elementos que la hacen única y muy disfrutable.
No nos quedamos aquí, tras el salto damos algunas claves por las que todo el mundo debería verla.