Hay series que son más grandes que la vida. Series con las que creces como persona, ya que el día que la empiezas no eres el mismo que el día que termina. Series que te enseñan a apreciar la vida de otra forma, a querer aspirar al ideal de felicidad mostrado. Series que desearías que nunca terminasen, aunque su final te ayuda a poner en perspectiva todo lo que te ha aportado los últimos años. Parks and Recreation ha sido todo eso y más durante los siete años que se ha mantenido en antena y ahora tenemos que llorar por su despedida.
Pero no son lágrimas tristes, ya que no tenemos que hacer luto por una cancelación o un final abrupto, sino al igual que lo que se transmite en el funeral de Garry Gergich son lágrimas de alegría por haber tenido una vida plena y haber muerto rodeado de series queridos. Así se han ido los habitantes de Pawnee, con una última oda a la amistad y a la felicidad que nos ha recordado por qué necesitábamos tanto esta serie en nuestras vidas. Lo que nos queda a partir de ahora es la sensación de haber dejado marchar a un mejor amigo, sabiendo que no se podía haber ido con mejor recuerdo.
Nos dejamos llevar por su series finale, a continuación.